lunes, 8 de enero de 2024

 

Y tome la palabra encadenada

sin contenido,

vacía de emociones;

y se hizo lastre

como un lento parpadeo

pronunciado apenas como un susurro

en la húmeda esquina

de cualquier barrio chino;

tome la palabra perdida

en mi bolsillo

y la encadene junto a otras

que dispersas sobre el tablero

de una mesa antigua

asomaban sobre el borde

lejano de un horizonte perdido,

y las lance

cual imágenes dispersas

sobre el filo gastado

de un surco desigual

de un campo cualquiera.


Y tome la palabra descarnada

de un cuerpo caído,

de un cuerpo vencido

en las mañanas desesperadas

de un incierto futuro decapitado

donde las olas dispersas

sobrevuelan las manos

con la diligencia amañada

de un tabernario tahúr

de cartas marcadas.


Tome el silencio de los pájaros

desde el fondo cristalino de un ojo apagado

y corrí entre la niebla

desesperado

buscando la luz

que trajera

un instante de paz

hasta la página no escrita

de un día olvidado,

de un día no vivido,

de un día imperceptible

más allá del final

de una puerta semiabierta

en el derruido edificio donde habito.


ENERO 2024 @mado