domingo, 16 de octubre de 2011

SUFRO DE NO SUFRIR




Sufro de no sufrir, me hielo en este calor,
no encuentro la salida ni por puertas ni ventanas,
no hay ni una piedra en la que apoyarse
para tomar decisiones, ni un asa de una acción,
las botellas se ocultan en el agua, las etiquetas
flotan desamparadas y se alejan,
hay un dolor escondido entre las hojas de un libro,
un secante absorbe un grito de vida,
hay siempre algo que me separa de mis amigos,
siempre hay algo que me une a mis enemigos,
el corazón de terciopelo gastado se rasga en un guijarro


La nieve deja apenas sus franjas de armiño
como si todos fuésemos reyes,
mares desaparecidos susurran en las tinajas,
la oreja está pegada al micrófono,
pira y rebato se han convertido ya
en palabras incomprensibles,
son demasiados los que se han privado del idioma,
éste tiene que simplificarse, convertirse en siete
piedrecillas que todos
puedan llevarse a la boca,
el hombre se rebela contra todo esfuerzo
y busca el placer en el hormiguero de los mil deseos,
la manifestación sale para exigir igualdad
al nivel del barro.


El agua mira tan cristalinamente
que puede hacer sangre en las manos,
se debe armar la carne con hierro para fortalecerla,
para que pueda resistir los tiempos que se acercan,
pronto podremos elevarnos por los aires
y clavar clavos con la mirada,
quizá los muertos permanezcan en nosotros
como flores de un florero,
pero apenas sentimos su frío en los pies,
en la espesura los pavos se han vuelto salvajes
y llevan divertidos gorritos de nieve,
la ciencia no sabe lo que hace, ahora lo que
se vuelve a necesitar son profetas,
profetas que nos conviertan en corderos
que se amen en lugar de lobos
que se buscan las gargantas mutuamente,
profetas descalzos, con frondosas barbas verdes,
como dioses de verano,
profetas en lugar de explotadores,
las leyes de la naturaleza quizá no sean más
que inventos forzosos y las matemáticas, magia,
una red de gladiador lanzada sobre el adversario
la realidad.


Veinte rostros se funden formando el promedio
de belleza normativo,
¿por qué preocuparse de los rostros?,
no creas en nada, no esperes nada, es como resbalar
en una cáscara de fruta,
también los actos son cáscaras de fruta,
¿qué acto no es dudose, contradictorio,
que acción no encierra en sí misma
su propia contradicción,
quién puede asumir la responsabilidad
de una acción
o la responsabilidad de no actuar?,
también las revoluciones
entran por un oído y salen por el otro,


(En días de ventisca entre rocas
de un violeta azulado),
los predicadores van desgastando círculos
negros en la hierba,
las piedras se van hundiendo
cada vez más en sus órbitas,
sistemas opuestos luchan entre sí
hasta que se funden un uno sólo,
y las herramientas se inclinan
seductoras sobre sus trabajos.


ARTUR LUNDKVIST