lunes, 25 de octubre de 2010

EL FANTASMA

El fantasma de mí mismo
Irrumpe en mi soledad
Para ahuyentar sin piedad
El sueño en que me ensimismo.

Desde el fondo del abismo,
Me llama a la realidad
Con lúgubre gravedad
Tinta en amargo humorismo.

Huye a su voz el ensueño
Dejando al fantasma dueño
Del campo de mi presente,

Y entonces ¡ay! apercibo
Ser mi fantasma un ser vivo,
Yo, un fantasma evanescente.

SALVADOR DE MADARIAGA

ROMANCE DE LOS DOS AMORES

Niña alegre, niña triste,
Niña del andar ligero,
Por aquí pasó cantando.
¡Ay ojos los que la vieron!
Las estrellas la miraban,
Le sonreía un lucero,
La luna la contemplaba
Con el su mirar sereno.
Un cantar iba cantando
Tan gozoso y lastimero
Que daba pena al alegre
Y al triste daba consuelo;

Por el alba te olvido
Y al otro quiero,
Y al caer de la tarde
Por tí me muero,
Por tí me muero, vida,
Por tí me muero.
Pero al alba te olvido
y al otro te quiero.

Amor alegre, amor triste,
Día y noche de mi cielo,
Por aquí pasó la niña,
¡Ay mis ojos que la vieron!
Yo le canté mi cantar
En gozo y llanto deshecho.
Cuando mi cantar oyó
Con el su mirar sereno,
La alegría y la tristeza
En sus ojos se murieron,
Y en una noche sin luna
Llena de oscuro silencio,
De mí se alejó la niña,
La niña del andar lento.


SALVADOR DE MADARIAGA