jueves, 3 de noviembre de 2016

Odio el Tiempo Clandestino

Odio el tiempo clandestino,
Aquel que como pájaro de mal agüero,
Se oculta en los terminales nerviosos
De las hojas caducas del otoño
Y aprieta las horas
Hasta desmenuzarlas
Entre piedras de molino.

Odio el tiempo final
Que atrapa los segundos
En sus redes transparentes
De sueños lejanos
Que restan para acabar el día
Y deja caer despacio
Sin apenas sonoridad
Las voces apagadas
De los somnolientos
Que se escurren entre las sabanas
buscando una luz
en la que dejar reposar
el grito ahogado
de sus gargantas enrojecidas
por el humo de la incoherencia humana.

Odio el tiempo clandestino
que besa mis dedos
mientras busco una palabra
con la que poder expresar
el retomar de la búsqueda inacabada
de gestos, de silencios, de esperas.....,
que me atenaza el pecho
con la acerada mano del verdugo
que busca arrancarme el corazón
al tiempo que bebe una copa de vino
en una oxidada copa de alpaca
ennegrecida por los minutos
tomados prestados a la oscuridad
envejecida.

Odio el tiempo clandestino
que toman las hienas
de la sangre derramada
por las victimas anónimas
en las piedras del destino inalcanzable
adorado tras las pantallas parpadeantes
de los cines de verano.

Odio el tiempo clandestino,
que escapa ligero
como volutas de humo
hasta las nubes,
aquel que como gota de lluvia
resbala por la piel
como un beso soñado
en húmedas noches de primavera,
aquel que traspasa
las paredes
en busca de las miradas
de los amantes
que abrazados a la tierra
escapan con las corrientes
invisibles del aire
que acaricia sus labios.

Odio el tiempo clandestino.......


AMADO, noviembre 2016