domingo, 17 de agosto de 2025

Longevidad y medio ambiente: ¿puede un planeta envejecido ser sostenible?

 

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Envejecer bien no depende solo de nuestros cuerpos. También del aire que respiramos, del entorno que habitamos y del planeta que compartimos. En un mundo que envejece y se calienta al mismo tiempo, las preguntas sobre sostenibilidad y longevidad ya no pueden tratarse por separado.

Un cruce inevitable: envejecimiento y cambio climático

Durante años, el envejecimiento de la población y el deterioro ambiental se pensaron como fenómenos paralelos: uno demográfico, el otro ecológico. Hoy esa separación carece de sentido. La forma en que envejecemos está condicionada por el medio en el que lo hacemos, y la salud del planeta depende, en parte, de cómo las sociedades longevas reorganizan sus prioridades, sus espacios y sus estilos de vida.

En Japón, por ejemplo, las ciudades están adaptando sus planes de gestión de emergencias a la creciente proporción de personas mayores, conscientes de que los tifones y las olas de calor afectan más a quienes tienen menor movilidad. En Dinamarca, la planificación urbana combina eficiencia energética con viviendas intergeneracionales para reducir el aislamiento y el consumo de recursos.

La transición demográfica y la transición ecológica no solo ocurren al mismo tiempo: están profundamente entrelazadas. La longevidad necesita entornos habitables. El medio ambiente requiere decisiones con visión a largo plazo e intergeneracional. Al final, ambas cuestiones hablan de lo mismo: cuidar.

Urbanismo tóxico o ciudades cuidadoras

Más del 60% de las personas mayores en Europa viven en ciudades. Sin embargo, muchos entornos urbanos siguen diseñados con lógicas que chocan con la salud, la equidad y la edad: exceso de tráfico, islas de calor, contaminación, escasez de sombra, barreras arquitectónicas, viviendas ineficientes.

En París, un estudio municipal reveló que la temperatura puede variar hasta 7°C entre barrios arbolados y zonas densamente construidas sin vegetación, algo crucial en veranos extremos. En Vitoria-Gasteiz, la red de “anillos verdes” no solo protege la biodiversidad, sino que ofrece espacios frescos y caminables que mejoran la calidad de vida de las personas mayores.

En sociedades longevas, el urbanismo no puede ignorar el cuerpo que envejece. No basta con rampas y ascensores: hacen falta barrios caminables, arbolado que reduzca la temperatura, transporte accesible, bancos a la sombra, espacios comunes sin consumo obligatorio. Diseñar para envejecer bien es también diseñar para vivir de forma más sostenible.

Salud ambiental, salud colectiva

La contaminación atmosférica es una de las principales amenazas ambientales para la salud, y sus efectos son más graves en los extremos de la vida: infancia y vejez. Las personas mayores arrastran décadas de exposición a contaminantes y son más vulnerables a sus consecuencias: enfermedades cardiovasculares, pulmonares, neurodegenerativas.

En Madrid, se ha observado que durante episodios de alta polución los ingresos hospitalarios por problemas respiratorios aumentan un 12% entre los mayores de 65 años. En Londres, la campaña “School Streets” ha reducido la contaminación y el ruido en áreas escolares, beneficiando también a los vecinos de más edad.
Pero no se trata solo de dióxido de nitrógeno o micropartículas: también hablamos de ruido, estrés térmico, pérdida de naturaleza. Factores que afectan directamente al descanso, la salud mental y el bienestar físico.
Una longevidad con sentido exige garantizar la salud ambiental. Y, a la inversa, proteger nuestro entorno es también proteger la vejez que viviremos.

Justicia ecológica intergeneracional

Uno de los retos éticos más urgentes del siglo XXI es la justicia intergeneracional: equilibrar los intereses de las generaciones actuales con los derechos de las futuras. Y hacerlo sin enfrentar a unas con otras.

En Alemania, el programa “Generations Garden” reúne a jóvenes y mayores para cultivar huertos comunitarios, combinando educación ambiental y cohesión social. En Portugal, comunidades costeras han adaptado sistemas de alerta temprana contra tormentas que incluyen redes de apoyo para las personas mayores que viven solas.
A veces, el discurso ambientalista opone “jóvenes activistas” a “mayores indiferentes”. Pero hay otra historia: la de muchas personas mayores que fueron pioneras del ecologismo o que mantienen una huella ecológica mínima por cultura, no por moda.

Al mismo tiempo, es justo reconocer que la población mayor necesita protección frente a los efectos del cambio climático. Las olas de calor afectan más a quienes tienen la salud debilitada. Las catástrofes naturales golpean con más fuerza a quienes tienen menor movilidad, ingresos reducidos o viven solos.

La respuesta no está en el conflicto, sino en el cuidado mutuo como principio rector. Y en políticas que integren a todas las edades en la transformación ecológica, no solo como beneficiarias, sino como protagonistas.

Una longevidad que cuide del planeta

Envejecer bien en el siglo XXI ya no puede desligarse del estado del planeta. Vivienda, alimentación, movilidad, consumo energético, infraestructura sanitaria… todo está atravesado por la doble condición de ser sostenibles y longevos.

En Barcelona, el plan “Superilles” (supermanzanas) reduce el tráfico, aumenta los espacios verdes y prioriza el tránsito peatonal, con impacto positivo en salud y bienestar, especialmente entre personas mayores. En Islandia, programas de eficiencia energética han permitido que hogares de pensionistas reduzcan costes de calefacción y su huella de carbono.

Debemos preguntarnos: ¿estamos diseñando entornos para cuerpos jóvenes y estilos de vida acelerados? ¿O construyendo un futuro en el que se pueda vivir mucho, y vivir bien, sin comprometer lo común?

La longevidad no puede ser un privilegio individual a costa del entorno colectivo, ni un sacrificio silencioso. 

Si queremos que más personas vivan más años, necesitamos garantizar que esos años transcurran en un planeta capaz de sostener la vida.


¿Qué herencia ecológica queremos dejar a quienes envejezcan mañana?

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