El amor es el frío en la parte de atrás de una camionetaEl amor es un club con dos socios nada másEl amor es pasearse cogidos de las manosmanchadas de pinturaEl amor esEl amor es pescado frito y patatas chipsen las noches de inviernoEl amor es mantas llenas de extrañas deliciasEl amor es cuando no se apaga la luzEl amor esEl amor es los regalos en las tiendas navideñasEl amor es cuando se está en el séptimo cieloEl amor es lo que pasa cuando se para la músicaEl amor esEl amor es slips blancos olvidados y solosEl amor es un camisón rosa todavía tibioEl amor es cuando hay que irse de madrugadaEl amor esEl amor eres tú y el amor soy yoEl amor es una cárcel y el amor es libreEl amor es lo que se quedacuando estás lejos de míEl amor es...
No me mires a los ojos, y luegomira las libélulascentelleando mira al ríoNo escuches mis palabrasescucha a los grillosestridentes en el henar escucha el aguaNo me toquesno toques mis labios mi cuerpotoca la tierra viviente de juncostrébolo valeriano toca la luz del solAmada,estas cosas que te traigono las veas tan sólo conoceun paisaje en tu cuerpoy un río en mis ojos
¡El que se quiere perder
-no todos quieren guardarse-
buscan a la mujer!
Tres veces dormí contigo
tres veces infiel me fuiste,
morena, conmigo mismo.
Pasó Don Juan por tu calle,
y en tu balcón le dijeron:
suba un ratito, Don Nadie.
¡Linda dama de mis sueños
hablando siempre con otro,
con otro, sin darme celos!
¡Y esa gran placentería
de ruiseñores que cantan!
Ninguna voz es la mía.
Desde Sevilla a Sanlúcar
desde Sanlúcar al mar,
en una barca de plata
con los remos de coral,
donde vayas marinero,
contigo me has de llevar.
Espíritu sin nombre,
indefinible esencia,
yo vivo con la vida
sin formas de la idea
Yo nado en el vacío
del sol tiemblo en la hoguera,
palpito entre las sombras
y floto con las nieblas.
Yo soy el fleco de oro
de la lejana estrella;
yo soy la alta luna
la luz tibia y serena
Yo soy la ardiente nube
que en el ocaso ondea;
yo soy el astro errante
la luminosa estela.
Yo soy nieve en las cumbres,
soy fuego en las arenas,
azul onda en los mares,
y espuma en las riberas.
En el laúd soy nota,
perfume en la violeta,
fugaz llama en las tumbas
y en las ruinas hiedra.
Yo atrueno en el torrente,
y silbo en la centella,
y ciego en el relámpago,
y rujo en la tormenta.
Yo río en los alcores,
susurro en la alta yerba,
suspiro en la onda pura,
y lloro en la hoja seca.
Yo ondulo con los átomos
del humo que se eleva,
y al cielo lento sube
en espiral inmensa.
Yo, en los dorados hilos
que los insectos cuelgan,
me mezclo entre los árboles
en la ardorosa siesta.
Yo corro tras las ninfas
que en la corriente fresca
del cristalino arroyo
desnudas juguetean.
Yo, en bosques de corales,
que alfombran blancas perlas,
persigo en el Océano
las náyades ligeras.
Yo, en las cavernas cóncavas,
do el sol nunca penetra
mezclándome a los gnomos,
contemplo sus riquezas.
Yo busco de los siglos
las ya borradas huellas,
y sé de esos imperios
de que ni el nombre queda.
Yo sigo en raudo vértigo
los mundos que voltean,
y mi pupila abarca
la creación entera.
Yo sé de esas regiones
a do un rumor no llega,
y donde informes astros
de vida un soplo esperan.
Yo soy sobre el abismo
el puente que atraviesa;
yo soy la ignota escala
que el cielo une a la tierra.
Yo soy el invisible
anillo que sujeta
el mundo de la forma
al mundo de la idea.
Yo, en fin, soy ese espíritu,
desconocida esencia,
perfume misterioso,
de que es vaso el poeta.