domingo, 14 de marzo de 2010

SIN TITULO

A veces duele el pensamiento
duele como el clamor de voces perdidas
en noches de sangre y muerte,
duele como el dolor del tiempo detenido
sobre cuerpos rotos en el oscurecido fondo
de una fosa común.

A veces, el pensamiento quebrado
por agonizantes palabras
que levantan su puño de hierro
sobre el rostro de los amantes,
duele como cenagosos ríos
de miedos fundidos
con los primeros días de la primavera.

A veces callado, sombrío..., inerte,
el pensamiento con cadavéricos dedos
acaricia levemente
como una promesa olvidada
el cabello marino
de alguna ninfa de blanca piel
que al alba levanta sus brazos
para acunar entre sus acuosas manos
los frágiles
primeros rayos que al amanecer
le ragala el sol.

A veces duele el pensamiento,
duele como el mortuorio tañido
de campanas lejanas,
duele, velado quizás
por amorosas manos
en la última noche de la vida.