Yo sé que ver y oír a un triste enfada,
cuando se viene y va de la alegría,
como un mar meridiano a una bahía,
a una región esquiva y desolada.
Lo que he sufrido y nada, todo es nada,
para lo que me queda todavía
que sufrir, el rigor de esa agonía
de andar de este cuchillo a aquella espada.
Me callaré, me apartaré si puedo
con mi constante pena, instante , plena,
adonde ni has de oírme ni he de verte.
Me voy, me voy, me voy, pero me quedo,
pero me voy, desierto y sin arena:
Adiós amor, amor; adiós hasta la muerte.
Miguel Hernández
cuando se viene y va de la alegría,
como un mar meridiano a una bahía,
a una región esquiva y desolada.
Lo que he sufrido y nada, todo es nada,
para lo que me queda todavía
que sufrir, el rigor de esa agonía
de andar de este cuchillo a aquella espada.
Me callaré, me apartaré si puedo
con mi constante pena, instante , plena,
adonde ni has de oírme ni he de verte.
Me voy, me voy, me voy, pero me quedo,
pero me voy, desierto y sin arena:
Adiós amor, amor; adiós hasta la muerte.
Miguel Hernández