Y tome la palabra encadenada
sin contenido,
vacía de emociones;
y se hizo lastre
como un lento parpadeo
pronunciado apenas como un susurro
en la húmeda esquina
de cualquier barrio chino;
tome la palabra perdida
en mi bolsillo
y la encadene junto a otras
que dispersas sobre el tablero
de una mesa antigua
asomaban sobre el borde
lejano de un horizonte perdido,
y las lance
cual imágenes dispersas
sobre el filo gastado
de un surco desigual
de un campo cualquiera.
Y tome la palabra descarnada
de un cuerpo caído,
de un cuerpo vencido
en las mañanas desesperadas
de un incierto futuro decapitado
donde las olas dispersas
sobrevuelan las manos
con la diligencia amañada
de un tabernario tahúr
de cartas marcadas.
Tome el silencio de los pájaros
desde el fondo cristalino de un ojo apagado
y corrí entre la niebla
desesperado
buscando la luz
que trajera
un instante de paz
hasta la página no escrita
de un día olvidado,
de un día no vivido,
de un día imperceptible
más allá del final
de una puerta semiabierta
en el derruido edificio donde habito.
ENERO 2024 @mado