He
visto altas torres desgastadas
que
humean su derrota
atrapando
nubes
entre
los goznes oxidados
de
sus ventanas sin cristales.
He
visto en desvencijadas torres
ennegrecidas
por el paso del tiempo
a
los hijos de Saturno,
(rompedores
de almas)
devorar
a sus hermanos
mientras
bebían con placer mezquino
en
copas hechas
con
la piel descolorida
de
los cuerpos torturados,
de
los cuerpos desmembrados,
de
las venas rotas,
de
la sangre gastada en luchas inútiles,
de
los huesos reducidos
al
polvo más insignificante,
aquel
que transportado por el viento
bordea
la temblorosa línea
que
el silencio,
hace
recorrer a una gota
que
cae despacio desde el infinito
hasta
escurrirse por el herrumbroso tejado
de
un viejo techo carcomido
siempre
dispuesto a morir
en
cualquier momento.
He
visto,
altas
torres empequeñecidas
por
los dedos inexorables
de
los años,
bostezando
su derrota
atrapando
insectos
con
sus bocas descarnadas
de
dientes podridos,
convertidas
en refugio
de
temblorosas aves
que
anidan su miedo
entre
los huecos vacíos
de
pálidas paredes desconchadas.
AMADO 2017
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