Es injusto el amor, nunca se adapta
ni a razones, ni a ritmo, ni a su tiempo.
Maleducado es. Como una mala hierba,
se enseñorea en la frente del herniado y del héroe.
Sin orden crece ni concierto.
Dislate de los sueños, pajarea
con casadas igual que con los mancos,
y planta sus reales y sus yerros
sin reparar en canas ni en informes.
Y siempre es mal venido.
Pues arder sin objeto ya es locura
o consumirse en vida por un fraude.
Nos promete su cielo inexistente,
anacrónico y alto, mientras clava
cual vampiro su daga en nuestra sangre.
Por eso en esta hora
de mi azarosa vida que me he propuesto
sin tardanza entregarme al que será
mi amor más puro y noble:
El éxtasis sin celos y sin trabas
con un muñeco hinchable.
JUANA CASTRO
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