No, nunca se está solo
Me adivino en los otros
Pues cuanto más me oculto,
Más me
parezco a todos.
Soy una multitud.
No
estoy solo aunque pienso.
Represento a cualquiera
Y al
yo en que a veces creo.
Mis máscaras ocultan
Que yo no tengo rostro.
Lo unos somos otros
Y todos
juntos, nadie.
Porque los hombres tienen
Vocación de fantasmas.
No quiero limitarme
Juego
a las apariencias.
Cuando digo no digo,
Alquilo mi vacío.
Simulo realidades
Pues yo
en rigor no existo.
Me descubro en los otros
Y los
otros son uno.
Perdidos entre espejos
Sin
fondo, ¿Quiénes somos?
Bajo nuestros disfraces
Se
oculta lo invisible.
¿Dónde estamos? ¿Qué pasa?
Transparencia sin rostro.
Si todos somos uno
Nadie
es nadie, amor mío.
No podemos amarnos.
Somos
todos el mismo.
Al querer a los otros
Sólo
adoro mi imagen.
La soledad no existe.
¿Quién estuviera solo?
Soledad impensable
Lo
absoluto no habla.
¿Qué sentiría un hombre
De
verdad solitario?
Los números enteros
Son
meras abstracciones.
¿Qué soy salvo un continuo
Sin
hondura posible?
Sólo soy un enjambre
De
posibles variantes.
Nunca me reconozco
Ni recuerdo
de veras.
Un hombre solitario
Sería
un dios, no un hombre.
GABRIEL CELAYA (1971)