No es en tu piel de piedra, insensible, en donde
esto le gustaría penetrar; no es hacia el alba
insípida, informe y crepuscular, hacia donde
esto, una vez libre, quisiera orientarse;
No es para un lector literario, ni siquiera en favor
de un calígrafo, para quien esto tiene el placer
de ser dicho:
Sino para ella
esto le gustaría penetrar; no es hacia el alba
insípida, informe y crepuscular, hacia donde
esto, una vez libre, quisiera orientarse;
No es para un lector literario, ni siquiera en favor
de un calígrafo, para quien esto tiene el placer
de ser dicho:
Sino para ella
*
Llegará el día en que ella pase por aquí. Que frente
a ti, erguida y grande, ella lea con sus ojos
móviles, protegidos de pestañas cuya sombra yo
sólo conozco:
Que recorra estas palabras con sus labios tejidos
de carne -cuyo sabor no he olvidado-, su
lengua nutrida de besos, sus dientes cuyas
huellas están aquí siembre,
Que tiemble hasta estemecerse -trigal flexible
bajo el tibio viento-, propagando desde los senos
a las rodillas el ritmo propio de sus caderas
-que yo bien conozco-.
*
Entonces, deducido esto, atravesando el espacio y
danzando con sus compases, este poema, este
don y este deseo,
De un golpe se desprenderá de tu piedra muerta,
oh precaria y provisional, para abandonarse a
su vida,
Para irse a vivir en torno a Ella.
V.Segalen (ESTELAS)
No hay comentarios:
Publicar un comentario