De noche amo a alguien a quien nunca puedo encontrar de día.
Ella es un incendio en los ojos, una tormenta en el cabello.
Ella lleva un vestido tenue sembrado de rosas silvestres.
Ella rodea su propio valle con siete colinas.
Ella sonríe siempre a un espejo que nadie más puede ver.
Ella puede, igual que un dado, mostrar un ojo o seis.
Ella es una gravera que se desliza con un ramo de amapolas en la cumbre.
Ella es Leda vadeando el cenagal en busca de su cisne.
Ella tiene una terraza que da al mar
Donde yo la veo muchas noches con un vestido de fosforescencias marinas
Mientras las velas hundidas respiran en las profundidades.
Ella dice: “Llámame noche, entonces encontrarás
La raíz del bien que por el día llaman el mal”.
Ella se aleja vadeando, se aleja hasta donde la marea nunca cesa.
Es ella a quien amo de noche
pero a quien no puedo encontrar nunca de día.
Artur Lundkvist (Puentes en la Noche – 1936)
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