lunes, 29 de julio de 2019
POEMA 22
La
tinta caída sobre el papel,
señala
presurosa la dirección final
en
que fue escrita la palabra;
ligera
como una domesticada fiera,
se
escurre sobre la blanca palidez
de
la vacía lamina donde la luna,
compañera
inalcanzable
de
los días rotos en mil pedazos,
se
alza triunfante,
sobre
el inhóspito desierto diario
en
el que agónicos fantasmas
que
tuviesen los bolsillos llenos
de
inmaculadas piedras transparentes,
puestos
de perfil,
avanzasen
anestesiados,
entre
las ruinas mentales
de
polvorientas marionetas
abandonadas
el día anterior
en
el abombado fondo
de
agrietados cajones
en
los que el sonido de la música,
cual
voluta de humo disperso en el aire,
marcha
despacio
embistiendo
los silencios del agua
que
penetra en los poros de la piel
como
lágrimas olvidadas.
La
tinta caída sobre el papel,
anuncia
el final del camino,
el
final de la hora,
el
principio del silencio,
anuncia...,
desgarbada,
lujuriosa,
crepitante,
arrojada
sobre el papel enmohecido
de
las oficinas vacías,
quizás
la palabra regalada
de
un instante,
quizás
el ademán olvidado
en
la inacabada presencia
del
latir presuroso
de
la emoción de una caricia,
quizás
el liviano golpear
de
las gotas de lluvia
en
abandonadas aceras,
donde
el extraviado caminar de los solitarios,
resuena
como el restallido lejano
de
una tormenta
que
esta a punto de llegar.
La
tinta caída sobre el papel,
infinito
viaje inacabado,
describe
lenta
como
una ceremonia antigua,
la
palabra olvidada en el tintero del tiempo,
atrapa
el deteriorado recuerdo lejano
donde
la luz, sube reptando,
por
las escaleras oxidadas
que
llevan hasta las terrazas sin techo
desde
las que observar
el
horizonte indefinido de la noche,
describe
tenue como un soplido,
la
imagen despeñada entre las yemas de los dedos
de
aquello que nunca existió,
describe,
cual pájaro de mal agüero,
el
dolor inconfundible
de
los amantes
que
lejanos el uno del otro,
son
azotados con el desprecio
perpetuo
de la soledad.
AMADO (JULIO 2019)
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